En un sorprendente giro de su política exterior, Javier Milei ha decidido viajar a China para mantener una reunión bilateral con el presidente Xi Jinping, a pesar de su marcada postura ideológica en contra del comunismo. La confirmación del viaje provino de un miembro del gobierno argentino que conoce la agenda del jefe de Estado, aunque la fecha exacta aún no ha sido definida.
Se espera que Milei llegue a Beijing el 4 de julio, según la fecha tentativa marcada por las autoridades chinas. Este viaje se produce poco después de la renovación de un tramo del swap chino por 5.000 millones de dólares, una medida que ha fortalecido las reservas del Banco Central de Argentina y ha facilitado el comercio exterior del país.
Durante su campaña electoral, Milei declaró enfáticamente: “Nosotros no hacemos pacto con comunistas. Yo no promovería la relación con comunistas. Ni con Cuba, ni con Venezuela, ni con Corea del Norte, ni con Nicaragua, ni con China”. Sin embargo, el Teorema de Baglini, que sostiene que a mayor cercanía con el poder más realpolitik, ha demostrado su vigencia. Milei ha aceptado la necesidad de un pragmatismo económico para gobernar, sin abandonar sus firmes convicciones ideológicas inspiradas en Ludwig von Mises, Friedrich von Hayek y Murray Rothbard.
En julio, China esperaba recibir 5.000 millones de dólares del tramo activo del swap, una suma que Argentina no podía cancelar fácilmente con sus reservas propias. Ante esta situación, Milei instruyó al ministro de Economía, Luis Caputo, para que lograra la refinanciación del swap. Después de semanas de negociaciones silenciosas, Caputo, junto a Pablo Quirno y Santiago Bausili, alcanzaron un acuerdo que permitirá al Banco Central comenzar a pagar los compromisos a partir del próximo año y completarlos a mediados de 2026.
Esta estrategia ha evitado un impacto negativo en las reservas a corto plazo y demuestra la capacidad de Milei para aplicar una lógica disruptiva en el ejercicio del poder. Un ejemplo de esto fue su reconciliación con el Papa Francisco, a quien había criticado durante la campaña pero con quien ahora mantiene un diálogo fluido tras un significativo encuentro en la Basílica de San Pedro.
El viaje de Milei a Beijing se enmarca dentro de esta lógica. Aunque no cederá en sus principios ideológicos, cruzará la emblemática Plaza Tiananmen y se reunirá con Xi Jinping en un encuentro bilateral que pocos esperaban. Este movimiento también resalta un hecho geopolítico notable: hasta ahora, Milei no ha realizado una visita oficial a Estados Unidos, un hito que podría alcanzar primero con su viaje a China.
La visita también tiene un componente estratégico para China, que busca relanzar su relación bilateral con Argentina y reactivar proyectos de infraestructura detenidos desde la asunción de Milei. Estos incluyen la construcción de represas hidroeléctricas en el sur, centrales nucleares en la provincia de Buenos Aires y un puerto estratégico en Tierra del Fuego.
En resumen, el viaje de Javier Milei a China representa un importante giro en su política exterior y un ejemplo más de su capacidad para adaptarse a las realidades del poder sin abandonar su esencia ideológica.
