Horas de tensión y pánico se vivieron en Bolivia tras el intento de golpe de Estado liderado por el general Juan José Zúñiga, quien sacó a los militares a las calles en un intento por derrocar al gobierno. La Plaza Murillo, en La Paz, se convirtió en un campo de batalla cuando Zúñiga, destituido extraoficialmente como jefe del Ejército, movilizó a las tropas y arremetió contra el Palacio Quemado, una de las sedes de gobierno más emblemáticas del país.
Todo comenzó a las 3 de la tarde cuando Zúñiga, tras ser relevado de su cargo por sus declaraciones sobre arrestar al expresidente Evo Morales si insistía en postularse en las elecciones de 2025, decidió tomar acción. A pesar de la neutralidad esperada de los militares en temas políticos, Zúñiga justificó su movimiento ante la prensa afirmando que las Fuerzas Armadas debían “reestructurar la democracia” y liberar a “todos los presos políticos”, incluida la expresidenta Jeanine Áñez.
El presidente Luis Arce, rodeado de su gabinete, hizo un llamado televisado al pueblo boliviano para defender la democracia, denunciando el intento de golpe ante la comunidad internacional. A medida que la tensión crecía, Arce tuvo un encuentro cara a cara con Zúñiga, exigiendo la desmovilización de las fuerzas, a lo que Zúñiga se negó. La situación se agravó cuando los ciudadanos, motivados por el discurso presidencial, salieron a las calles a protestar, enfrentándose a los militares que respondieron con gases lacrimógenos.
En una maniobra decisiva, Arce nombró al general José Wilson Sánchez como el nuevo comandante general del Ejército, quien ordenó la retirada inmediata de los soldados. Poco a poco, las tropas se replegaron, dejando la Plaza Murillo despejada y llena de manifestantes que celebraban la defensa de la democracia.
Sin embargo, las declaraciones de Zúñiga tras su arresto cambiaron el panorama. Afirmó que el presidente Arce le había pedido organizar el golpe para “levantar su popularidad” en medio de una crisis política y económica. Según Zúñiga, Arce le dio instrucciones claras para sacar los blindados y preparar el autogolpe.
La Fiscalía General de Bolivia emitió una orden de aprehensión contra Zúñiga, quien fue detenido y será procesado por terrorismo y alzamiento armado. La situación en Bolivia sigue siendo tensa, con una ciudadanía alerta y un gobierno bajo escrutinio internacional.
El intento de golpe ha dejado en evidencia la fragilidad de la democracia en Bolivia y la profunda crisis que atraviesa el país. Las declaraciones de Zúñiga han generado controversia y han puesto en entredicho la estabilidad del gobierno de Arce, quien ahora enfrenta el desafío de recuperar la confianza del pueblo boliviano.
