Lo que comenzó como una sesión ordinaria en el concejo municipal de Chillán se convirtió en un debate acalorado entre el Alcalde Camilo Benavente y algunos concejales, tras la revelación de su estrecha relación con el senador PS Alfonso de Urresti y la contratación de familiares de este último en puestos municipales. Este vínculo levantó sospechas sobre posibles conflictos de intereses, en violación de la legislación vigente.
La disputa se desencadenó cuando el concejal Joseph Careaga (RN) confrontó a Benavente por negar su presencia junto a un parlamentario en una reunión en la Contraloría en Santiago, hecho que fue desmentido por un documento oficial del ente contralor. Benavente luego admitió la presencia del Senador De Urresti y justificó su relación, alegando amistad y hasta un lazo “medio familiar”.
Según consta en el acta del concejo municipal (páginas ) el Alcalde Benavente luego de ser desmentido por el Concejal Careaga indicó “él pidió la reunión, también nos ayudó. Yo tengo cercanía con el Senador De Urresti, usted entenderá que Alfonso es mi amigo. Es chillanejo, incluso hasta medio familiar. La vida funciona así.”
Las declaraciones del alcalde provocaron la indignación de la concejala del partido comunista Quenne Aitken, quien criticó la influencia de las amistades en la toma de decisiones públicas señalando que “la vida no puede funcionar así… de amistad en amistad” a lo que el Benavente continuó argumentando “cómo no… y por qué, cuál es el problema si esas situaciones tenemos que abordarlas… usted más que nadie Concejala Hormazábal de amistades… para qué vamos a hablar de los últimos días. Sin comentarios”.
A pesar del tenso intercambio, los concejales expresaron su preocupación por las sospechas de contrataciones irregulares, mencionando acciones futuras ante la Contraloría Regional.
Según documentos oficiales, Benjamín Alfonso Lama de Urresti fue contratado para asistir en proyectos relacionados con áreas verdes por una cifra mensual superior al millón y medio de pesos, mientras que María Fernanda Álvarez de Uribarri Concha fue empleada para labores protocolares del alcalde, a pesar de ser diseñadora gráfica, por un monto mensual de $1.159.420. Estas contrataciones, con sueldos considerables, avivaron las críticas sobre la transparencia en el municipio.