En un análisis reciente, Bloomberg Economics estima que los países del G7 necesitarán más de 10 billones de dólares en los próximos diez años para llevar a cabo sus planes de modernización y fortalecimiento militar. Este llamado a la acción surge en medio de la creciente preocupación por los avances estratégicos del presidente ruso Vladímir Putin, especialmente en Ucrania, lo que ha despertado una “realidad brutal” para Estados Unidos y sus aliados.
Con el objetivo de reforzar las defensas en Europa del Este y contrarrestar las ambiciones de China, los líderes del G7 se enfrentan a la necesidad de igualar el gasto en defensa de la Guerra Fría, apuntando a un 4% del Producto Interno Bruto (PIB), según los análisis de la OTAN. Esta medida, aunque necesaria para la seguridad colectiva, plantea desafíos significativos en términos de decisiones fiscales, seguridad social y endeudamiento público.
Jennifer Welch, analista de Bloomberg, advierte que estas inversiones tendrán un impacto transformador en las empresas de defensa, las finanzas públicas y los mercados financieros. En particular, países como Francia, Italia y España podrían enfrentar un aumento sustancial en su deuda pública si optaran por financiar estos gastos adicionales a través de los mercados de bonos. Por ejemplo, Italia podría ver su deuda pública aumentar hasta el 179% del PIB para 2034, desde el 144% actual.
En el caso de Estados Unidos, que ya destina el 3,3% de su PIB anual a defensa, se prevé un aumento en el endeudamiento del 99% al 131% en la próxima década si decide aumentar su presupuesto militar al 4%. Estos desafíos financieros plantean interrogantes sobre la sostenibilidad a largo plazo de las economías de los países del G7 y el equilibrio entre las necesidades de seguridad nacional y otras prioridades económicas y sociales.