Para algunos el cambio climático es un bulo, pero para otros es una realidad preocupante, tanto que ha llevado a António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, a reconocer que no solo es real, sino que además estamos llevando un ritmo de vida incompatible con nuestra existencia, y que el uso de combustibles fósiles nos llevará a un desastroso punto de no retorno.
La clave es, según António Guterres, el uso de combustibles sólidos porque estos son «incompatibles con la vida humana». En su opinión, es imprescindible abandonar el uso de carbón, petróleo (y derivados) y gas, y ha explicado que si continuamos moviéndonos en los niveles actuales la temperatura media de la Tierra subirá a finales de siglo alrededor de 2,8 grados por encima de los niveles previos a la industrialización.
Un aumento de la temperatura media de la Tierra de ese calibre puede tener consecuencias muy graves, ya que existen ecosistemas muy frágiles que solo son viables en un rango de temperatura muy concreto, y también aceleraría el deshielo y la desertización de determinadas zonas de nuestro planeta. El secretario general dijo literalmente que:
«Eso significa una catástrofe. Sin embargo, la respuesta colectiva sigue siendo lamentable. Nos precipitamos hacia el desastre, con los ojos bien abiertos, con demasiados dispuestos a hacerlo todo con ilusiones, tecnologías no probadas y soluciones mágicas. Es hora de despertar y dar un paso adelante».
Personalmente, lo más interesante de toda la exposición de Guterres fue cuando acusó abiertamente a las empresas que ganan una fortuna con los combustibles sólidos de intentar impedir la innovación, los avances tecnológicos y de frenar los movimientos que pueden ayudar a luchar contra el cambio climático. Esto es especialmente grave si ponemos un dato en contexto, y es que por cada dólar gastado en perforación y explotación de petróleo y gas solo se invierten cuatro centavos de dólar en energías limpias y en captura de carbono.
Guterres cree que vender el futuro por 30 monedas de plata, en un claro guiño a la historia de Judas, es «inmoral», y que la industria debe buscar una forma real de afrontar una transición a energías limpias que sean compatibles no solo con la vida humana, sino con su supervivencia a largo plazo.
No le falta razón, pero tenemos un problema muy grave, y es que toda la sociedad en la que vivimos se ha construido sobre la base de los combustibles fósiles, que hay intereses de gigantes enormes con mucho poder e influencia que ganan billones con este tipo de combustibles y que no están dispuestos a irse por las buenas, y también está el tema del daño a largo plazo, que hace que se le reste importancia a algo hasta que ya es demasiado tarde.