El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, anunció este lunes (10 de marzo de 2025) que el Gobierno de Donald Trump ha cancelado el 83% de los programas de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), una medida que representa un fuerte golpe a la asistencia humanitaria global.
La decisión llega tras una orden ejecutiva firmada por Trump en enero, que congeló temporalmente toda la ayuda exterior con el objetivo de revisarla y alinearla con las nuevas directrices de su administración. “Tras una revisión de seis semanas, estamos cancelando oficialmente el 83% de los programas de USAID”, escribió Rubio en la red social X.
Recortes millonarios en ayuda humanitaria
USAID ha sido una de las principales fuentes de asistencia humanitaria en el mundo desde su creación en 1961, con programas en 120 países. Sin embargo, el Departamento de Estado informó que, tras su evaluación, se ha decidido recortar el 92% del financiamiento de la agencia, eliminando 5.800 asignaciones que, según la administración Trump, no favorecen los intereses nacionales de EE.UU.
“Los 5.200 contratos que ahora están cancelados implicaron gastos de miles de millones de dólares en formas que no favorecieron (y en algunos casos incluso dañaron) los intereses nacionales fundamentales de Estados Unidos”, agregó Rubio.
El presupuesto anual de USAID, que hasta ahora ascendía a 42.800 millones de dólares, representaba el 42% de la ayuda humanitaria global. La reducción de fondos afectará programas de salud, asistencia en desastres naturales y cooperación en seguridad en países en vías de desarrollo.
Consecuencias y críticas a la medida
La decisión ha generado fuertes críticas por parte de organizaciones humanitarias, que advierten sobre el impacto devastador de estos recortes en países vulnerables.
Expertos en relaciones internacionales advierten que la reducción de ayuda podría aumentar la inestabilidad en regiones estratégicas y debilitar la influencia global de EE.UU. “Gran parte de la asistencia exterior contribuye con los intereses del país al promover la estabilidad y la salud en el exterior. Estos recortes ponen en peligro la vida de millones de personas”, alertó un portavoz de la ONU.
Por su parte, la administración Trump y sus aliados han defendido la medida, argumentando que la asistencia exterior ha sido un despilfarro y que la prioridad debe ser la inversión en EE.UU. “Es momento de dejar de financiar programas que no benefician directamente al pueblo estadounidense”, señaló Rubio.
Con esta decisión, la política exterior de EE.UU. sigue alejándose del multilateralismo y apostando por una estrategia de recorte drástico del gasto en cooperación internacional, lo que podría traer profundas repercusiones en el equilibrio geopolítico global.