Los guardias civiles desplegados en el sur de España están enfrentando una amenaza creciente y preocupante: los narcotraficantes están utilizando armas de guerra modernas, procedentes del conflicto en Ucrania. En las últimas semanas, los agentes han interceptado fusiles de combate de fabricación estadounidense y europea, lo que apunta a un mercado negro alimentado por la guerra en Ucrania.
La utilización de armas de asalto no es nueva en el combate contra el narcotráfico. En 2018, durante una operación de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional, un narco disparó contra los agentes con un rifle tipo Winchester. En esa misma operación se incautó un Cetme tipo C, un fusil militar de asalto con munición, que había pertenecido al Ejército de Tierra español.
Estas armas largas han ido proliferando entre los arsenales de los clanes de la droga, utilizadas inicialmente para defenderse de organizaciones rivales y evitar los robos de droga entre bandas. Sin embargo, ahora están siendo empleadas para enfrentarse directamente a la Policía Nacional y la Guardia Civil.
Lo que resulta particularmente inquietante es la reciente aparición de armas de guerra modernas en manos de los narcos. Tradicionalmente, las armas incautadas eran kaláshnikovs de fabricación soviética, pero ahora se trata de fusiles europeos y norteamericanos. Fuentes consultadas señalan que estas armas podrían provenir del mercado negro surgido a partir del armamento enviado a Ucrania para su defensa ante la invasión rusa.
En septiembre del año pasado, la Guardia Civil sorprendió al anunciar la incautación de 5,7 toneladas de hachís en Barcelona. Durante el operativo, también se encontraron dos fusiles de asalto: un Arad Lite AR-10 y un APC223, ambos con munición de calibre OTAN.
El 22 de mayo, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), los agentes de la Benemérita fueron recibidos con disparos de armas militares cuando estaban a punto de iniciar una operación. Los guardias incautaron 2.500 kilos de hachís, cuatro vehículos todo terreno robados y detuvieron a nueve personas. Los narcos abrieron fuego con armas automáticas de calibre OTAN desde varias direcciones, obligando a los agentes a repeler la agresión con sus armas reglamentarias.
Desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles se ha hecho un llamado urgente al Gobierno para que tome medidas inmediatas ante esta gravísima situación. Pedro Carmona, portavoz de la organización, advirtió sobre el “grandísimo riesgo para la ciudadanía en general” y exigió al Ministerio del Interior acciones concretas para evitar que estas armas de guerra sigan siendo usadas contra los agentes que luchan contra el narcotráfico.
El Informe Anual de Seguridad Nacional de 2023 ya advertía sobre el peligro que representa el tráfico de armas de fuego impulsado por redes criminales. La disponibilidad de estas armas en el mercado ilícito puede escalar el comercio ilegal y aumentar la violencia armada. Los conflictos armados, como el de Ucrania, incrementan significativamente el riesgo de que estas armas terminen en manos equivocadas, alimentando aún más el crimen organizado y la inseguridad pública.
Esta situación demanda una respuesta contundente y coordinada por parte de las autoridades para proteger a los ciudadanos y a los agentes de seguridad, y para frenar la escalada de violencia facilitada por el acceso a armamento de guerra.
