Una telenovela al más alto nivel institucional, financiero y empresarial. Eso es lo que se está viviendo ahora mismo en los tres principales actores de la industria de los semiconductores tras el batacazo que hemos visto hace unas horas en cuanto a pérdidas de ingresos. EE.UU. se puso en modo “matón” de barrio con Corea del Sur y Taiwán, pero de nada le ha servido y ha tenido que ceder a la evidencia de sus socios, por lo que permitirá que amplíen sus FAB en China, pero…
Las cosas han cambiado y creemos saber los porqués, aunque no hay confirmación oficial ante ello. Lo que ocurrió en la noche de ayer sienta un antes y un después en la guerra por los semiconductores que puede dejar a China mejor parada de lo que se presuponía. Y es que EE.UU. se ha enfundado parcialmente su ego y su orgullo, ha tenido que bajar la cabeza y asentir con resignación ante el empuje de sus dos principales aliados.
EE.UU. pierde la primera batalla contra Taiwán y Corea del Sur
Todo gira en torno al movimiento de China con Micron y a la Ley CHIPS for America. Por un lado, y resumiendo, China expulsó a Micron de su país por el boicot y sanciones de los americanos, mientras que por el otro, el dinero de la Ley CHIPS solo podía ser recogido si se paraban las ampliaciones y financiación para expansiones de las empresas en China. Un doble juego que, además, tuvo un tercer eslabón en esta cadena de sucesos cuando SK Hynix y Samsung quisieron ocupar el puesto dejado por Micron en el país de Xi Jinping.
Ya situados en la escena actual tras este pequeño resumen, las novedades parten desde una reunión que se celebró en silencio la semana pasada. En ella los comités y empresas de la industria se reunieron y según el subsecretario de comercio americano, Alan Estevez, las exenciones que había hasta ahora para con China y las empresas extranjeras que quisiesen aterrizar o actualizar sus fábricas allí se iban a ver modificadas. En concreto, se habló de extensiones, pero claro, ¿extensiones sobre qué y por cuánto tiempo? Y aquí viene lo interesante.
El control de exportaciones y las fechas límite
Como bien sabemos, para poder introducir equipos y material en China el Departamento de Comercio americano facilita (o no) unas licencias de exportación. De no solicitarse, el país y las empresas que no lo hagan entrarán en la lista negra americana para su tecnología y comercio, ergo, Biden fuerza de esta manera al resto de países en el llamado “modo matón”.
Como Samsung, SK Hynix y TSMC tienen FAB en China que tienen que ir actualizándolas con más equipos y personal para no perder competitividad mundial, aceptar el dinero de Biden (Ley CHIPS) se lo impedía, aunque había una serie de “peros”. Como no podían salir del país tras las inversiones realizadas poco antes de la coacción americana, Corea del Sur y Taiwán con sus fabricantes a la cabeza le pidieron a Biden y su administración una serie de excepciones temporales. Es decir, un tiempo prudencial para salir de China.
Biden las concedió a costa de cortar el suministro a China en distintos procesos litográficos en cuanto a equipos, también personal y otras materias, de manera que se asfixiaba al gigante rojo permitiendo que Samsung, SK Hynix y TSMC tuviesen tiempo para poner las cosas en orden antes de salir. La fecha empezó en octubre de 2022 y se extendía hasta octubre de este 2023. La novedad, y por lo que EE.UU. ha tenido que ceder a la presión de sus socios, es que Estévez afirmó que se ha proyectado que las exenciones persistan en un “futuro previsible”.
Los tres grandes podrán operar otro año más en China
EE.UU. no va a poder parar a ninguno de los tres y menos después de los datos que hemos visto sobre el desplome de la industria de los semiconductores en general. La presión de Corea del Sur y Taiwán ha surtido efecto y sus tres empresas podrán obtener herramientas de fabricación de obleas americanas para sus instalaciones de semiconductores en China, así que damos por sentado que también Japón hará lo propio con estos mismos socios, al menos, hasta octubre de 2024.
Parece que EE.UU. no quiere que UMC y SMIC cojan el pastel de Micron y prefiere conceder exenciones a sus socios en suelo chino antes que permitir que sus competidores y rivales escalen en cuota de mercado (Intel podría comprar Tower). Por lo tanto, también entendemos que no van a impedir que se expandan en dicho país, y que coparan lo que Micron dejó, justo lo que no querían.
China, entre tanto, se ha anotado un gol, más si tenemos en cuenta que, en teoría, dispone de los planos de fabricación de la FAB de Samsung tras todo el revuelo que vimos ayer con el ex ejecutivo coreano y su afán por montar un competidor directo de su ex empresa tras robar planos e intentar vendérselo a los taiwaneses primero, y chinos después. Y hasta aquí el nuevo episodio de la guerra de los chips, que no será el último, eso seguro. Seguimos informando.